Diversas investigaciones en neurociencias, han
descubierto que las neuronas espejo son las
que nos hacen sentir como propias ciertas emociones de los demás. Es decir, la
empatía tendría su fundamento en estas neuronas que se encuentran en distintas
partes del cerebro.
“Te entiendo pero no te
comprendo”, sería la frase que decimos cuando entendemos lo que nos dice
la otra persona, pero no podemos comprender su actuación y sus emociones.
Entendemos la situación, pero sin embargo seguimos pensando en que debería
actuar de manera diferente.
Un ejemplo de una persona con bajo nivel de empatía
es Nick Marshall, interpretado por Mel Gibson en la película “Lo que ellas quieren”. Nick era un
publicista exitoso que no podía comprender a las mujeres y debido a un
accidente hogareño, comienza a “escuchar” lo que ellas piensan. Esto hace que se
convierta en un hombre más empático y por ende, mejoran completamente sus
relaciones personales y profesionales.
En el lenguaje coloquial, a esto lo llamaríamos “ponerse en los zapatos del otro.” Entonces, si queremos desarrollar nuestra empatía, tenemos
que poner en práctica las siguientes habilidades:
- Aceptar la forma de actuar de los demás.
- Reconocer que la otra persona tiene características personales, valores y creencias diferentes.
- Comprender que las decisiones que toma, tal vez, son las mejores para SU vida.
- No juzgar sus actos.
- No aconsejar (si no nos piden consejo).
- Apoyar sus opiniones (no significa estar de acuerdo).
- No creer que nuestra solución es la única alternativa válida para el problema del otro.
- Pensar qué tal vez nosotros haríamos lo mismo si estuviéramos en su lugar.
Según S. Serrano,
“La empatía
representa la habilidad sensitiva de una persona
para ver el
mundo a través de la perspectiva del otro”
Como hemos analizado en otro post (Dos Interpretacionesde la Atención), cada uno de nosotros tenemos una interpretación distinta de la
realidad porque cada uno la percibe de manera diferente. Es decir para ver el mundo
a través de la perspectiva del otro, tendríamos que ver lo que ven sus ojos,
escuchar lo que oyen sus oídos, sentir lo que le dice su corazón…
Porque quién realmente actúa con empatía tiene la
capacidad no solo de entender,
sino también de comprender
las emociones del otro.
Bruno Arpaia, escritor italiano, que tuve el gusto
de escuchar, dijo “el cerebro contextualiza de donde vienen las imágenes”. Esto
lo interpreto como una limitación de las neuronas espejo, es decir, cuando nos
ponemos realmente en el lugar del otro, nos creemos la historia como si fuera nuestra,
y ahí nuestro cerebro crea un contexto alrededor de ella, que hace que se confunda
nuestra realidad con la del otro.
Comienzo a
sentir…
que los avances en neurociencias están
empezando a demostrar todas las limitaciones que tenemos como personas.
Por suerte
nuestra empatía no se mide con un coeficiente, sino daría miedo ver que tan
ignorantes podemos llegar a ser…